28 junio 2010

“Desilusión…”


El reloj de su pieza marcaba las 11, todavía faltaban 4 horas para encontrarse con Antonela, pero Ramiro ya se había despertado y no podía dormir ni un poquito más. Se levanto algo de golpe y se mareo un poco, pero dudo si era por la acción o por los sentimientos que tenia y lo revuelto que tenia el estomago. Para hacer tiempo le hizo algunas compras a su madre y se fue a ayudar a su padre en el patio. En esos momentos un veneno entro a correr en su cuerpo haciendo que dude lo que iba a suceder dentro de unas horas. Sentía que había que algo mal, no podía ser todo perfecto, había tenido mucha suerte, pero esto le parecía demasiado. Trato de distraerse para no pensar más y trato de escuchar la radio. Esto le hizo bien algunos minutos pero lo llamaron a comer y al ir a la mesa se dio cuenta que no tenia hambre. No podía probar un solo bocado sin sentir que se le cerraba la garganta. Miro el reloj de su celular y trato de hacer que avance el tiempo con más rapidez. Claro que fue en vano.

Ir al parque se le hizo el viaje mas agradable de todos, prácticamente sus pies se deslizaban a unos centímetros del suelo, parecía levitar acercándose mas y mas, a lo que el creía que se trataba de un regalo de los dioses. Tenia en sus bolsillos algunos poemas que le había escrito exactamente después de haberla conocido meses atrás gracias a una de sus amigas. Se habían visto algunas tardes, y un tiempo después había surgido la idea de ir a tomar algo en un kiosco. La salida se concreto y la había pasado muy bien con ella, podría asegurar que no había pasado mejor momento en su vida, por eso habían convenido reunirse en el parque al día siguiente.

Cuando le comento a sus amigos acerca de la reunión con la muchacha, no lo podían creer, los amigos de verdad, lo abrazaban y le daban ánimos y suertes, mientras que los envidiosos hacían lo mismo, pero por dentro deseaban que aquella relación durara poco, que quizás sea una mentira o que sea algo fácil de hundir. Posiblemente algunos tratarían de acercarse a ella. Todo esto no lo pensaba Ramiro, estaba demasiado fascinado con la idea de ir al parque con ella.

Llego al parque con media hora de anticipación y no pudo más que acostarse en el pasto y mirar pensar en las nubes y en ella. Allí otra vez le volvieron los pensamientos oscuros. Comenzó a sospechar que no llegaría, que ni siquiera se excusaría con un mensaje o con una estúpida historia. Creyó que la vería de la mano con otro muchacho mucho mas grande, galán y fuerte que el. Incluso llego a pensar que le había pasado algo. Cuando el reloj dio las 3 pensó que todas sus ideas terminarían con verla acercarse. Pero no fue así. Los minutos comenzaron a pasar y Antonela no aparecía por ningún lado. Sus sentimientos comenzaron a enloquecerlo y mirando sus poesías estuvo a punto de romperlas pero no lo hizo y las dejo al lado de el reposando esperando ser leídas. Estaba totalmente desilusionado, prácticamente destruido. El brillo en sus ojos había desaparecido totalmente. Habían pasado 2 horas eternas en aquel parque y Ramiro sabia que debía irse a su casa y comprender que todo era una mentira. Sus poesías estaban todavía allí, escritas con total pasión, con amor. Solo logro leer una estrofa que había escrito

A veces pienso que todo es una ilusión
Que tus besos solo son una triste canción
Y que tus ojos son solo una emoción
Que todo es una desilusión

Tomo sus poesías, las guardo en su bolsillo y se decidió a irse del parque cansado de esperar lo que desde un principio supo que no iba a llegar. Desde el primer momento que llego a donde habían pactado, una sensación de derrota se sumergió en sus pensamientos. Lo creía demasiado fantástico para ser real. Mientras caminaba de regreso a su hogar se preguntaba si siempre había sido tan inocente. Se sentía sencillamente Traicionado aunque todavía no sabia si había sido traicionado por ella o si por el mismo.

El sol se ocultaba y Ramiro notaba como la oscuridad rodeaba la ciudad. Se entristecía y deambulaba por las calles del centro, para regresar a su casa. En el colectivo se encontró con amigos, pero como un fantasma se escondió en unos asientos del fondo, con una mirada muy perdida. El colectivo lo dejo muy cerca de su casa, no veía la hora de cerrar los ojos y aunque sea terminar todo por hoy y descansar en paz.

Se fue acercando a su hogar y noto una figura femenina que reposaba en la entrada de su casa. Al arrimarse un poco más, comprendió que se trataba de Antonela, y no pudo evitar una alegría en su corazón recién lastimado. Ella al verlo pego un salto y corrió a abrazarlo, con todas sus fuerzas, disculpándose desde lo mas profundo de su corazón. El intento mantener su enojo pero en ese momento ella argumento su ausencia. Su padre había sufrido una recaída y tuvo que quedarse a cuidarlo hasta que regreso su hermano del trabajo. Las coincidencias justo llevaron a que ella no tenga crédito ni manera de comunicarse con el. Por ello había decidido a ir a buscarlo, quizás todavía estaba en el parque. Pero llego demasiado tarde, el ya se había ido del parque. Entonces decidió a ir a buscarlo a la casa, por lo que tomo un taxi, y por ello había llegado mucho mas rápido que el. Al terminar su historia, comenzó a llorar, que seria muy idiota si le creía, era todo muy disparatado y muy extraño, nadie pensaría que en verdad era así
.
Ramiro no pudo más que creerle a sus lágrimas y a su historia, en realidad ya se había rendido al verla esperándolo en la entrada de su casa. Pero quería comprobar la sinceridad de Antonela. La tomo de una mano y se la coloco en su pecho, le dijo que estaba exaltado, su corazón latía rápido por ella. Ella no pudo evitar volver a llorar en su pecho y el la abrazo. Había sido muy tonto en desilusionarse, ella era especial y no estaba soñando, era la pura realidad.